Alberto del Rio y su derrota al racismo

Alberto del Río / Photo by: Luis Licona - OCESA Deportes
Alberto del Río / Photo by: Luis Licona – OCESA Deportes

Definitivamente el año 2014 fue uno de los más extraños para la WWE por muchas razones. La transición del poder, las lesiones, la falta de visión creativa, y la caída de marcas junto con la constante y obsesiva dependencia a las pocas leyendas que le quedan marcaron un 2014 que pretendía brillar con luz propia, y que terminó siendo el mismo de años anteriores. Una de las noticias que llamó la atención más allá de las situaciones en los story line y que confundió a muchos en un principio fue el despido súbito del mexicano, Alberto del Rio.

La noticia entre los seguidores se veía venir por lo visto en la pantalla. El talentoso mexicano se encontraba relegado a ser un luchador de media tabla con demasiado talento, que veía sus días pasar sin ningún tipo de punto estelar como lo hizo en su impresionante ascenso a la cima. Alberto del Rio se convirtió en un elemento de relleno de alta manufactura que a pesar de los dividendos que provocaba, y el arrastre interesante del público latino, tuvo inevitablemente que subirse en uno de los trenes más lamentables de la sociedad norteamericana: El racismo.

Los mexicanos en Estados Unidos siempre se han visto catalogados como reducto de mucho dinero a baja inversión, más allá de una cultura latina que provoca grandes dividendos donde se aparezca. El 10% de la población es Chicana (31,000,000 de habitantes) y la mayoría de ellos buscan en el sueño americano, la identidad de una nación que espera a las masas deseosas de libertad. José Alberto Rodríguez, Potosino de corazón y eslabón de una dinastía luchística importante, dejo atrás todo el ego y el nombre que tenía sobre sus hombros y decidió aventurarse en una de las empresas deportivas más prestigiosas de la orbe: La World Wrestling Entertaiment (WWE).  En México, la lucha libre es una tradición familiar, y por lo tanto, es sagrada. A pesar de ello, Alberto emigró a pesar de tener todo el campo abierto en México para continuar con una dinastía como lo han hecho los Villanos, Los Aguayo y los Casas, pero decidió hacerlo en lo que muchos ven como el pináculo de una carrea.

En la empresa americana también tenía todo para ganar: Un hombre espigado. Fuerte. Con conocimientos de lucha libre mexicana y MMA. Dos Caras Jr. (como se conocía en México) tenía todo que ganar y nada que perder, que era dentro de sus características, la más importante; decidió despojarse de la máscara (afiche también sagrado en la lucha libre mexicana) y crear una historia que brillara con luz propia en la historia de la empresa.

Y lo hizo…

Alberto del Río fue presentado durante semanas como un hombre de dinero; con lujos al por mayor y una vida sin ningún tipo de intranquilidad, que veía en la lucha libre un hobbie que utilizaba para saciar sus instintos de poder.  Como siempre, el personaje vendido a la audiencia tuvo sus reservas hasta la hora de la verdad pues se presentaba como la antítesis de lo que la mayoría de los mexicanos tenían en Estados Unidos y que añoraban identificándose con él de inmediato, más aun, con la creciente audiencia latina por la ampliación de la empresa a las transmisiones sobre todo en México. La falta de talento latino de poder, las estrellas leyenda terminando su ciclo, y los lamentables vacíos creativos en los escritores, ponían al oriundo de San Luis Potosí, como ese beat latino que desde Eddie Guerrero no había en la WWE y que Rey Misterio mantuvo con mucho honor durante la ausencia del mismo.

Alberto debutó en el año 2010,  siendo un primer año interesante. Una rivalidad larga de obviedad pueril con Rey Misterio lo mantuvo en eventos importantes como Bragging Rigths y TLC, así como parte fundamental de las expectativas de los fanáticos para el 2011, que tenía el Royal Rumble como primera parada a sus aspiraciones de ser uno de los referentes latinos de la empresa.

Entonces… ¿Qué paso con Alberto del Río?

Como pasa con muchas estrellas nacientes (vemos los casos de Cessaro, Ziggler, y el mismo Daniel Bryan) que despuntan de forma acelerada, del Río se puso en el ojo del huracán y de nuevo giro la vista a la falta de técnica de muchos luchadores de la empresa (muchos de ellos estelares) y que obviamente los opacaba en su intento por quedarse en la cima. Alberto del Río gano la Batalla Real más grande de la historia (40 hombres) comenzando un 2011 de consolidación con un 2012  que fue glorioso para el Potosino; ganando títulos, luchas estelares y con su presencia en la mayoría de los pago por ver del año, superando al mismo Eddie Guerrero y al aún luchador en activo, Rey Misterio.

Era evidente, haciendo una comparación entre las luchas de Japón, México y Estados Unidos, que Alberto técnicamente se encontraba por encima de un estándar limitado y que obviamente (fuera de los Kayface) limitaban al mexicano a luchas de pobre manufactura con poco llaveo y sobre todo, esquemas muy establecidos. En lo particular, considero que su CrossArmBreaker, es una de los castigos finales más elaborados y espectaculares vistos en la WWE en los últimos años, y que si se dan una vuelta por NXT, verán, que los jóvenes se están preocupando más por ese detalle final, que por agradar a la audiencia.

Al llegar Sin Cara (Mystezis) a la WWE al parecer, el “Boom latino” parecía tomar fuerza. Sin embargo, las continuas lesiones del discípulo de Fray Tormenta y su evidente falta de historias fehacientes por el poco tiempo en pantalla  y con un Rey Misterio navegando siempre en mareas confusas de contratación, colocaban a del Río como el evidente estandarte mexicano y latino de la empresa rumbo a Wrestlemania 31.

Sin embargo, la empresa de Vince McMahon nos ha enseñado que los golpes de timon, en ocasiones, no son favorecedores a su causa.

El 7 de agosto de 2014 la empresa anuncia la salida del Potosino por “Conducta antiprofesional”. La razón: Golpear a un empleado de la empresa (Cody Barbierri) en el backstage.

Al principio, la noticia se tomó con sorpresa, y sobre todo, como es costumbre, se confundió con una historia fingida fuera del ring (Kayface) que normalmente ocupa la empresa para transformar un personaje, o bien, retornarlo con un empuje hacía algún evento o descansarlo de alguna lesión. Pero, para poca fortuna de Vince, su “evento aislado” dejo de serlo horas después. Alberto acelera la reacción en cadena y anuncia su salida de la empresa llegando horas después a México como un agente libre.

Al parecer al señor Barbierri se le hizo interesante o chistoso hacer referencia a que Alberto debía limpiar su charola como parte de las “actividades inherentes” de los latinos en Estados Unidos lo que desató la molestia de Alberto y su lamentable salida. Mi abuela siempre me decía: “El fondo de la olla, solamente lo conoce la cuchara”. Probablemente Alberto del Río ya tenía problemas con la empresa; Probablemente la empresa ya no quería a del Río; Probablemente nunca hubo un altercado; Probablemente (si existió el altercado) la empresa debió juzgar más como “conducta antiprofesional” un ataque a un sector social clave en tus aspiraciones mercadológicas y sobre todo, si el ataque se hace a una de tus estrellas, que son (literalmente) las que se parten el lomo día con día para que los demás obtengan ganancias. Si bien Alberto hizo mal en perder los estribos, fue mayor el descaro de alguien que pretendió hacer efectivo su derecho de piso.

Con la salida de Alberto del Río, la empresa perdió más de lo que gano. Acto seguido a ello, otro estandarte latino, Rey Misterio, sorpresivamente amanecía con su contrato terminado, dejando a Sin Cara (Húnico) en NXT como el único latino de “poder” en la empresa y que da un gusto impresionante ver cómo ha evolucionado de la mano de Kalisto, otra de las promesas latinas.

Como era de esperarse, su salida de la empresa se vislumbraba como su final inmediato. Para sorpresa de muchos, y no agrado de la mayoría la Asistencia Asesoría y Administración (AAA) se hizo de los servicios de Alberto, dejando colgados a su cuna y Alma Mater Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) y a la misma Total NonStop Action Wrestling (TNA) que llego a ofrecerle planos estelares al ex luchador con tal de llevarlo a sus filas. Alberto regresaba a su tierra como un príncipe derrotado, pero era coronado como (paradójicamente hablando) el Patron, el Rey de la Orbe, siendo un poco inconsistentes en las declaraciones en contra de los luchadores que se contratan con los McMahon.

El patrón regresó a la AAA y se coronó con el Megacampeonato Mundial Pesado de la AAA. Se presentó en la empresa japonesa WRESTLE-1 derrotando a Masakatsu Funaki. Hizo una aparición fugaz con otra de las ex estrellas de la WWE, Tommy Dreamer en el house show House of Hardcore. El 6 de enero de 2015, participó en un Triple Threat Match por el Campeonato Mundial de WWL contra Ricky Balderas (El Mesias) y The Glamour Boy en Guerra de Reyes, ganando y coronándose como Campeón mundial de la World Wrestling League (WWL). El luchador Potosino ha dejado en el aire contrataciones con Ring of Honor (ROH) y Bellator, coronando un “retiro” esperado y que dista mucho de la realidad planteada.

El luchador mexicano ha demostrado que más allá de la vida en la WWE,  la existencia de la raza no va ligada a la falta de talento. Quedo demostrado, con creces, que la lucha libre mexicana aún crea estrellas para momentos fuera de los reflectores resplandecientes de las marquesinas americanas. El pasar desapercibido un evento racista dentro de la empresa fue una derrota más para Vince McMahon y la primera victoria contra el racismo de Alberto del Rio, que ha demostrado que es un verdadero luchador dentro y fuera del ring y que demostró sin miedo, que para ser un triunfador en suelo americano no se necesita más que una maleta, una ilusión y las ganas de triunfar más allá de la adversidad y el racismo.

Hasta la próxima

LA LUCHA SIGUE...
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