A treinta años del triunfal regreso de la lucha libre femenil a la Ciudad de México. Primera Parte

La idiosincrasia mexicana ha cambiado mucho en los últimos 50 años, hemos dejado de ser una sociedad machista con tintes muy marcados por la cultura que predominaba después de la revolución en la provincia, y de a poco nos hemos abierto a un pensamiento más modernista, más equilibrado, más tolerante a las diferentes formas de entender el mundo. Las cosas han cambiado, es cierto, pero no han cambiado solas, ha habido muchos personajes que se han tenido que involucrar en ese cambio.

Irma González e Irma "La Tigresa" Acévedoa finales de los sesentas.
Irma González e Irma «La Tigresa» Acévedoa finales de los sesentas.

En lo que nos atañe, la lucha libre, durante las primeras décadas del siglo XX, la profesión del costalazo fue exclusiva de los hombres, aunque hubo intentos, no pasó mucho, sino hasta la década de los cuarenta, cuando en diversas giras comenzaron a llegar gladiadoras extranjeras, así los mexicanos supimos que había mujeres que tenían la capacidad que los hombres para luchar y vencer a similares, nombres como los de Paulinne White, Louis Francis, Mae Stein, Katherine Hart, la gran Mildred Burke, Betty Garvey, Mae Young, Susan Paul, Nelly Steward, June Byers y Rose Evans estuvieron presentándose entre 1942 y 1945 en diferentes escenarios del país, incluida la Arena Coliseo. La semilla se había sembrado.

Carta de un aficionado a la revista Lucha Libre a principios de los ochentas.
Carta de un aficionado a la revista Lucha Libre a principios de los ochentas.

En la época dorada de Televicentro, por ahí de 1952, las deportistas comenzaron a tener impacto en los deportes de contacto, de hecho se les daban lugares preponderantes, así gladiadoras como La Dama Enmascarada, Alicia Gómez, La Panterita Suriana y Margarita Núñez, sembraron en los cuadriláteros la lucha libre femenil en la capital azteca. Pero también la misma empresa, dirigida por Jesús Garza y Carlos Amador, promovía encuentros femeniles de boxeo, con las pugilistas Socorro “Chispita” y Clementina “La Baby”. En esos años debutó una de las más grandes glorias en la lucha libre, doña Irma González.

La empresa de Televicentro quebró a principios de 1957, y además de eso, el entonces Regente del Departamento del Distrito Federal, Ernesto P. Uruchurtu prohibió la transmisión del deporte espectáculo por televisión, y la actuación de cualquier mujer en funciones de lucha libre dentro de la capital del país. La cerrazón total. En pro de unas “buenas costumbres”, las mujeres luchadoras eran desterradas. Sólo las que tuvieron más fuerza y más fe en lo que hacían siguieron luchando en las arenas de la periferia, con pésimos sueldos, malos tratos, vejaciones, en fin. La lucha libre femenil en México vivió su peor etapa.

La Venus vs. Diosa de Plata vs. India Sioux, estelar en El Toreo
La Venus vs. Diosa de Plata vs. India Sioux, estelar en El Toreo

Tenía que ser un visionario de la talla de don Francisco Flores el que apoyara a las mujeres, el que creyera en ellas y las hiciera ocupar lugares importantes en los carteles monumentales de los setentas y principios de los ochentas que él programó en el Palacio de los Deportes, pero principalmente en El Toreo de Cuatro Caminos. Sí, las mujeres siguieron fuera de la Ciudad de México, pero sólo a unos metros ya podían luchar, e incluso ocuparon turnos estelares, como el del 1° de mayo de 1982, donde un espectacular triangular de máscaras protagonizado por Diosa de Plata, La Venus e India Sioux encabezó un programa que incluyó luchas titulares y un estelarista e ídolo de multitudes como El Solitario figuró en la segunda lucha de la velada. Ya antes, en luchas sangrientas, Estela Molina había hecho historia junto a Vicky Williams en 1979 cuando ambas disputaron el Campeonato Mundial Femenil UWA. La propia Irma González también tuvo cabida, ya como la gran luchadora que es, ganando el título mundial ante un pletórico Toreo. Y una nueva generación comenzó a tomar la estafeta de esas guerreras que lograron romper barreras, nombres como el de Lola González, Rossy Moreno, Irma Aguilar, Martha Villalobos y Pantera Sureña se sumaron al de otras figuras creando una estupenda generación de guerreras.

Las revistas opinaron sobre el tema y se mostraron a favor de la equidad.
Las revistas opinaron sobre el tema y se mostraron a favor de la equidad.

Fue primero, un secreto a voces. Luego fue el compromiso de muchos periodistas que clamaban por la equidad y la apertura ante una cerrazón por parte de las autoridades. Fue también la misma Empresa Mexicana de Lucha Libre (hoy CMLL) la que se involucró pagando abogados para que el absurdo decreto de Uchurtu fuera abatido a finales de 1986. Sí, casi treinta años las mujeres dejaron de luchar en la capital del país, sí la cerrazón mental de las autoridades caía y se abrían las puertas para que las mujeres lucharan de nuevo en la capital del país.

El periodista Clavel hablaba de como se dio la aceptación definitiva en las últimas semanas de 1986
El periodista Clavel hablaba de como se dio la aceptación definitiva en las últimas semanas de 1986

Dieciséis mujeres fueron las primeras en aparecer en el ring de la Arena México el 14 de diciembre de 1986 (La Sirenita, Reyna Gallegos, Vicky Carranza, Chela Salazar, Charito Silva, Las Viudas Negras I y II, Diosa de Plata, Alondra, Estela Molina, Rossy Moreno, La Briosa, Rosita de la Cruz, La Bruja, La Venus y Norma), el cierre de la temporada dominical era el marco para un ansiado regreso. Días después, la formula se repetía en la Arena Coliseo el viernes 19, función que se transmitió para Galavisión en Estados Unidos, y que más de un coleccionista aprecia con singular cariño.

El histórico cartel, por primera vez la actual Arena México vería lucha femenil.
El histórico cartel, por primera vez la actual Arena México vería lucha femenil.

Sí, vinieron los buenos tiempos para las luchadoras, no sólo en la Ciudad de México, sino en todo el país proliferó la lucha femenil, nuevas generaciones de gladiadoras llegaron a hacer de la lucha libre un espectáculo genial y digno de admirarse, léanse nombres como los de Neftaly,Lady Apache (quien llevaba años entrenando y apareciendo sólo como valet de los Gran Apaches) Xochitl y Ayako Hamada, Esther, Cynthia y Alda Moreno, La Diabólica, Zuleyma, Miss Janeth, Wendy, y tantas más llenaron las carteleras no sólo de la EMLL y LLI, sino también de la naciente Triple A. De eso y de muchas cosas más que han pasado durante estos treinta años hablaremos en la segunda parte de esta nota.

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¿No son femeninas? Revista Lucha Libre mediados de los ochentas

 

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