A dos años de su muerte, reflexión sobre la vida y la obra de The Ultimate Warrior

Tú, tú, tú, ustedes son los encargados de que la leyenda de Ultimate Warrior viva. En los vestidores veo muchas leyendas potenciales. Algunos de ellos con espíritu guerrero. Ustedes van a hacer lo mismo por ellos. Ustedes decidirán si vivirán con la pasión e intensidad. Tanto es así que van a contarnos sus historias y que harán de ellos leyendas, también. Ustedes son The Ultimate Warrior. Ustedes son los aficionados de Ultimate Warrior. ¡Y el espíritu de The Ultimate Warrior va correr para siempre!”

Con estas emotivas palabras James Brian Hellwig cerraba una carrera dentro de la lucha libre en el Raw después de WrestleMania XXX, el luchador que ostentó varios nombres pero que fue más conocido como The Ultimate Warrior, dejaba en paz las cosas con WWE, con su afición y con su propia vida tras años de involucrarse en problemas legales, dimes, diretes y alegatos por los derechos del nombre que definió buena parte de la lucha libre a finales de los ochenta y a principios de los noventa, y que cerró su ciclo de luchador activo en Barcelona en el 2008, “sólo para que mis hijas pudieran verme luchar”, comentó el propio luchador a SÚPER LUCHAS ese año.

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Los problemas que el Warrior tuvo con Vince y la WWE, que legalmente, ahora, son claros, siguen generando polémica de sentido moral, ético y humano: ¿Quién tiene la razón sobre los derechos de un personaje? ¿Quién lo interpreta? o ¿Quién lo registra?, hoy en día Triple A y Octagón sobrellevan este dilema en las trincheras legales y las no legales como son las propias redes sociales.
Cada uno tiene su propia versión, cada una de las partes tiene sus propias verdades, cada uno reconoce parte de lo que el otro discute, pero no acepta el total de lo hecho o lo dicho. Cada uno puede pasarse la vida entera encerrado en su dilema y no dar la vuelta a la hoja y seguir con su vida.

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Eso fue lo que Warrior consideró, que no valía la pena seguir encerrado en una verdad propia, que no tenía sentido enaltecer el orgullo a cambio de la felicidad y la paz interior. Por eso, de a poco, el Warrior aceptó un acuerdo donde su imagen fue añadida al video juego WWE 2K14, en 2013. Al año siguiente, ya con muchas de las diferencias zanjadas, el Warrior fue inducido al Salón de la Fama WWE, su discurso fue diferente a lo que la mayoría dice en esos momentos, no hubo autoelogios ni anécdotas divertidas para que la audiencia se riera, su discurso fue un canto a la humildad y a la gratitud con las personas que impulsaron su carrera, sino con los que lo ayudaron a aprender a luchar y le dieron trabajo a pesar de su limitaciones técnicas.
Al día siguiente, Warrior apareció una vez más, junto a toda la Clase 2014 del Salón de la Fama (Jake «The Snake» Roberts, Mr. T, los hijos de Paul Bearer, Carlos Colon, Lita y Razor Ramon), en Wrestlemania XXX. Sin embargo hacía falta más, hacía falta que el propio gladiador cediera la antorcha a la nueva generación con el discurso que viene al principio de este texto el lunes 7 de abril de 2014, era necesario que la energía del Guerrero Definitivo se quedará una vez más en las sogas de un ring de lucha libre, era necesario que se despidiera en paz con la lucha libre, con la empresa que lo dio a conocer y lo apoyó en ser un gladiador inmortal, era necesario que los ojos de esos niños que lo vimos y admiramos en los ochentas y noventas les contáramos a las nuevas generaciones la energía que ese luchador tenía. Era necesario, para luchador y aficionados, decir adiós.

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Hay poesía en la lucha libre, no sólo por la plástica escénica que se representa en el ring, sino por la magia de los momentos como ese del 7 de abril, donde se agradece la entrega y la pasión entre todos los involucrados.
Un día después, SÚPER LUCHAS reportaba lo que parecía increíble, Brian Hellwig colapsó frente a su esposa la tarde del 8 de abril. En paz consigo mismo, aunque dejando en la boca de todos un halo de desolación, y en su familia una pena incurable. Hay poesía en la lucha libre, aunque sea triste, aunque sea dolorosa. Y sí, quizá Brian Hellwig haya partido a Tierras Desconocidas, pero en cambio The Ultimate Warrior vivirá por siempre en la memoria de todos los que lo vimos, y siguen viendo blandir las sogas del cuadrilátero con tanta energía como ningún otro.

LA LUCHA SIGUE...
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