A 20 años de una mítica pelea: Don Frye vs. Yoshihiro Takayama

Una feroz batalla entre Don Frye y Yoshihiro Takayama se desarrolló como la gran estelar de «Pride 21 – Demolition» el 23 de junio de 2002 en el Saitama Super Arena en Japón. Se cumplen 20 años de ese mítico encuentro y todavía se recuerda como una de la peleas mas memorables en la historia de las MMA.

 

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Los fanáticos incondicionales de las MMA la recuerdan a pesar de su facturación anodina. Inicialmente, el oponente de Frye era Mark Coleman, el único que lo había vencido y por el que dejó UFC para seguirlo hasta el Lejano Oriente. Aproximadamente una semana antes del combate se anunció la ausencia de Coleman, quien se lesionó el cuello en una práctica y Takayama tenía prisa por ocupar ese lugar. Por supuesto, no tuvo tiempo de prepararse adecuadamente. Takayama recibió esta oferta porque tenía el orgullo de un luchador profesional de «tomar cualquier desafío en cualquier momento».

El combate pareció más a una pelea de hockey que una pelea profesional de artes marciales mixtas, Frye y  Takayama ofrecieron una acción tan cruda pero absolutamente fascinante, golpeándose la cara durante largos períodos de tiempo, hasta que Takayama finalmente sucumbió y nació este extraño clásico.

Si bien Takayama no había ganado una pelea profesional antes de su participación en Pride 21, la audiencia japonesa lo respetaba mucho por su valentía frente a la oposición. Por su parte, Frye era un ex campeón de UFC que solo había perdido una pelea hasta la fecha en su carrera.

Ese día, en el Saitama Super Arena hubo muchos combates malos en general. En el primero de ellos, Bob Sapp hizo una exhibición con un segundo KO, pero después de eso, continuó un combate que estaba firmemente enfocado en ganar la decisión. La frustración de los espectadores que esperaban una pelea animada, se iba acumulando poco a poco.

Takayama entró primero al ring y atrajo los aplausos de la multitud japonesa presente, pero Frye era claramente el favorito. Mientras se dirigía al ring, alternaba levantando cada brazo para atraer oleadas de vítores de la multitud.

Yoshihiro Takayama en su ingreso al Saitama Super Arena – Pride 21 / www.ameblo.jp/takayama-do/

Inmediatamente antes del arranque de las acciones, Frye y Takayama se dirigieron al centro del ring para verificar las reglas del árbitro. Cara a cara y separados por una distancia de unos pocos centímetros. Este choque visual continuó durante más de 10 segundos sin parpadear en absoluto. Entonces sonó el gong en medio del rugido del público.

La extraña acción comenzó pronto. Como si ambos estuvieran en un acuerdo coreografiado, Frye y Takayama se agarraron y procedieron a golpearse la cara con puñetazos.

Violento intercambio de golpes – Foto de Susumu Nagao

Durante los siguientes seis minutos y diez segundos, el castigo continuó, puntuado con secuencias adicionales de puñetazos mutuos, hasta que un Takayama horriblemente hinchado y desfigurado finalmente se rompió al estrangulamiento de Fryer y el árbitro lo salvó de más daños.

El rostro de Takayama deformado por los golpes recibidos – Foto de Susumu Nagao

Para Susumu Nagao, fotógrafo que plasmó las históricas imágenes de la pelea, el recuerdo más presente que tiene era el sonido de los pómulos chirriando al ser brutalmente impactados. Ver la sangre y el sudor salpicando hacía que literalmente le doliera plasmar con su cámara cada golpe. Mientras que Yuji Shimada, el árbitro que impartió justicia sobre ese ring, lloró al término de la misma, por toda esa carga emotiva que se generó en él, testigo de primera mano de todo los sucedido en ese cuadrilátero.

La victoria de Frye fue una de las más emocionantes, aunque ciertamente no la más técnica de su larga carrera. Humildemente se dirigió al Saitama Super Arena al final de la pelea, dando las gracias al público y a su rival.

Frye agradece a su rival – Foto de Susumu Nagao

El impacto de la pelea fue tal que resultó elegida como la mejor del año 2002. Han pasado 20 años de esa legendaria batalla, que significó un punto de inflexión en la vida de dos hombres que se ganaron el respeto y enaltecimiento de quienes presenciaron su singular duelo.

¿Quién podría imaginar el duro destino que más tarde tendrían ambos peleadores? Pero esa es otra historia…

 

 

LA LUCHA SIGUE...
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